lunes, 14 de diciembre de 2015

lunes, 7 de diciembre de 2015

Una asignatura de cuyo nombre no quiero acordarme






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    El hecho de impartir una clase de cualquier materia ya es un reto para el docente y no digamos una de lengua y literatura castellana. A pesar de ser la lengua oficial de un país llamado España, no goza de relevancia dentro del sistema educativo. Se ve como una asignatura de segunda división y si le sumamos que el mundo de las letras ( mundo paralelo, al parecer) no cuenta para "nadie" ni "nada" no contribuye al interés del alumno, probablemente, porque parece una realidad muy lejana de la sociedad actual y porque no se sabe muy bien para qué sirve (Quizás para hacerte entender en distintas situaciones, pero no es muy importante, según parece). En las siguientes líneas, expongo cómo sería una buena clase de lengua y literatura castellana en una clase de Educación Secundaria Obligatoria (ESO).
Una buena clase de lengua y literatura castellana sería "crear inquietud" entre los alumnos. Para ello, los alumnos deben saber que esta asignatura no sólo sirve para preparar un examen (que está en las últimas), sino que también para conocer la trastienda del castellano. La motivación, es decir, hacer entender al alumno para qué sirve esta materia es de vital importancia, ya que es la única manera de que los aprendices despierten un interés (que siempre ha estado) por un idioma como es el castellano.
Otro aspecto importante es acercar los contenidos de esta materia a la actualidad. Hoy en día, tenemos un abanico de oportunidades/posibilidades para lograr este objetivo con Internet y todas las aplicaciones que éste genera. Que al hablar de poesía no les venga la idea (exclusivamente) de personas de hace dos siglos y que ya no existe. Todo lo contrario, convencer a los alumnos que en nuestros días hay grandes poetas aunque no se les considere como tal.
Y el último ingrediente de esta clase, sería hacer partícipes en este aprendizaje al alumnado. Esto, conlleva a que se deje de lado las clases magistrales y se opte por un modelo más participativo porque aprender-haciendo es la manera más eficaz en la educación.
La motivación, el uso de las nuevas tecnologías y aprender-haciendo serían los pilares de una buena clase de lengua y literatura castellana (o de cualquier otra). Y en último lugar y no por ello menos importante, pasar de una asignatura que sólo se estudia o imparte para aprobar un examen y no para DISFRUTAR de ella (lo mismo con inglés, alemán...)